sábado, 14 de mayo de 2011

¿Cuál es mi opinión sobre la clase de Filosofía?


Hacer una crítica siempre ha sido la forma de dar tu opinión respecto a un tema determinado. Cuando se hace una crítica hay que tener en cuenta distintos aspectos: lo que nos gusta y lo que no, lo que nos parece bien y lo que no, lo que creemos que enseña o que trasmite el tema a criticar, entre otros aspectos.
Yo por ejemplo voy a realizar una crítica sobre la clase de Filosofía, impartida por el profesor de dicha asignatura, Enrique P. Mesa.
Para empezar, mi punto de vista sobre esta clase, como alumna, es muy bueno. La forma de explicar que tiene me parece muy buena, sobre todo, a través de sus ejemplos. El profesor hace amenas todas las clases, lo que hace que los alumnos presten más atención al temario que se está dando. Siempre se tiene que buscar el que los alumnos entiendan el tema, tratando diferentes ejemplos para que sea más fácil el entendimiento de la clase. Esta “observación” la sigue muy a menudo el profesor. Busca que todos los alumnos entiendan todo.
Es muy insoportable que durante una clase, los alumnos no paren de hablar mientras que el profesor intenta dar clase, y que tenga que ser él quien se calle, para que los alumnos se den cuenta de que son ellos los que se tienen que callar. Para resolver este problema, el profesor de Filosofía usa un su método, “el cuadrado de la muerte”, y parece ser que hasta ahora es un método muy efectivo. Cuando ve que los alumnos suben su tono de voz más de lo normal, lo que hace es dibujar un cuadrado en la esquina de la pizarra, y cada vez que hablan, dibuja una raya. Esto significa que cuando haya tres rayas, deja de explicar de una forma agradable y pasa a explicar de una forma que ya no gusta tanto. En mi curso, por ejemplo, no hemos tenido la oportunidad, (gracias a dios), de ver esta postura del profesor, solo recuerdo una sola vez que pasó esto, y fue precisamente por no callarnos.
En mi opinión lo único malo que tiene esta clase, son los temarios y los exámenes. Me explico, para mí, los temas que se dan son, algunos, muy largos y muy complejos, y a la hora de aprenderlos y estudiarlos son un tanto complicados de asimilar, pero los tenemos que respetar ya que, quizás, nos servirán de algo en un futuro.
En cuanto a los exámenes, en cada evaluación hacemos tres: el teórico, el práctico, y también voy a contar como uno a parte el comentario de texto, aunque a la hora de hacerlo se realiza el mismo día que el examen teórico. También hay que tener en cuenta que son fáciles, que está todo muy claro en ellos, pero hay algunas preguntas “que se las traen”. Me acuerdo, que el primer día de clase, el cual nos presentamos y nos dio las pautas y los exámenes que íbamos ha hacer, nos asustamos todos un poco cuando oímos la frase “tendremos tres exámenes por evaluación”, pero al fin y al cabo ya pasados ocho meses y seis exámenes, uno se acostumbra y ya no es tan raro el hacer esos tres exámenes. Siempre asusta la idea de hacer tantos exámenes en una sola evaluación, pero también es verdad que te da más opción de poder aprobar. ¡Y hasta vale la pena hacerlos!
Vale la pena también dar las clases, y no lo digo por hacer la pelota, sino porque verdaderamente me gustan mucho y no hay comparación con otras asignaturas, ya que o son muy aburridas, o el profesor no explica de una forma correcta o tampoco se pone el empeño necesario por parte del alumnado, pero se ha comprobado que estos no son los casos de la clase de Filosofía. 

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